Estos días se está celebrando la Feria del libro de Madrid, que aparte de su indudable transfondo comercial, también se aprovecha para organizar algún acto cultural. En este contexto, se han organizado actividades relacionadas con la cultura científica.
El pasado 31 de mayo, el CSIC y la editorial La Catarata presentaron las últimas novedades de la colección ¿Qué sabemos de?, que tratan de diversos temas: «Titán», «Los neandertales», «El calamar gigante» y «Los peligros de INTERNET».
Esta colección de libros es una iniciativa muy interesante de editar libros de divulgación escritos por investigadores españoles sobre una variedad de temas. Los libros son muy baratos y escritos en un estilo muy ameno. ¡Altamente recomendable!
El pasado sábado 5 de mayo, la editorial Hélice organizó un acto en el que, con motivo de la presentación de algunas novedades bibliográficas, se estableció un debate sobre Cultura Científica. El acto tuvo la participación de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM) que presentó su web, que tiene numeroso material educativo y divulgativo, y que recomiendo que visitéis.
El coloquio, moderado por Manuel Seara Valero, contó con la participación de la periodista Lorena Cabeza; los investigadores, profesores y autores de libros de divulgación José Antonio López-Guerreo (UAM), Gemma Rodríguez-Tarduchy (Instituto de Investigaciones Biomédicas-CSIC-UAM), José María Valpuesta (Centro Nacional de Biotecnología); y los investigadores y miembros del comité de Divulgación de la SEBBM, Isabel Varela-Nieto (IIB-CSIC-UAM) y Álvaro Martínez del Pozo (UCM). Se plantearon asuntos interesantes; algunos de ellos habituales en este tipo de reuniones, dónde la mayoría de los presentes estamos de acuerdo con la necesidad de divulgar . Así, discutimos sobre:
a) ¿Es necesaria la divulgación científica?
b) ¿Quién debe divulgar?
c) ¿Están bien valoradas las actividades de Cultura Científica?
Aunque la mayoría de los allí presentes estamos convencidos de la necesidad y utilidad de esta actividad, personas del público, alejadas del mundo científico, hicieron comentarios sobre los que merece la pena reflexionar. Por un lado, nos acusaban (en mi opinión con bastante razón) de vivir en una torre de marfil y que los ciudadanos no se enteran de qué hacen los científicos. Otra intervención también muy acertada fue que si se considera que la cultura y la divulgación científica son necesarias, ¿por qué no hay asignaturas de la materia en las carreras científicas?
Este tipo de actividades son siempre interesantes y agradezco al CSIC, a la SEBBM, y a las editoriales Hélice y La Catarata por promoverlas. Lo triste es que no parecen tener suficiente capacidad de convocatoria entre científicos y personas ajenas a la Ciencia. El papel de los científicos es fundamental en estas actividades. Cuando hablas con los científicos todos le dan valor, pero la realidad es que hay pocos científicos españoles que quieran divulgar o, ni siquiera, explicar su trabajo. Seguramente, que tienen razón (no voy a ser yo quién se la quite) al no dedicar esfuerzos y tiempo a una actividad que no está reconocida; POR ESO PIDO, POR FAVOR, A LOS CIENTÍFICOS QUE PIENSAN QUE NO HAY QUE DIVULGAR , QUE TAMBIÉN ASISTAN A ESTAS REUNIONES Y DEN SU OPINIÓN.
Aparentemente, la divulgación científica interesa a la población. Un artículo del 4 de junio en El Cultural indicaba que las ventas de los libros de divulgación científica han aumentado un 20% en el último año. Por otro lado, revistas de divulgación como Quo y Muy Interesante tienen ventas altísimas, al nivel de los diarios deportivos Marca y As. Esta situación tendría que hacernos sentir optimistas a los científicos implicados en actividdaes de cultura científica. Sin embargo, quiero hacer algunas reflexiones/preguntas:
1) ¿Están los libros de paraciencia (por ejemplo, Iker Jiménez, entre otros) incluidos en las ventas de libros de divulgación?
2) ¿Comprar libros equivale a leerlos?
3) Los periódicos deportivos Marca y As se leen mucho en España y, en consecuencia, cada español es un seleccionador de fútbol en potencia o se cree capaz de analizar la final Lakers-Celtics de la NBA. Haciendo el símil, si Quo y Muy Interesante se leen tanto como Marca y As, entonces (casi) todos los españoles deberíamos ser capaces de entender y hablar de transgénicos, energía nuclear, contaminación ambiental, nuevos medicamentos, evolución, teoría de la relatividad, segunda ley de la termodinámica, entre otros temas. ¿Podemos?
Dejo las preguntas en el aire.
En cualquier caso, visitando las casetas de la feria del libro o repasando los estantes de las librerías, encontramos muchos títulos de buenos libros de divulgación científica, muchos de ellos traducciones de obras de autores extranjeros, pero recientemente se han empezado a publicar libros de españoles.
En los libros de divulgación científica hay dos áreas que destacan: la biología y todas sus ramificaciones (desde la biomedicina a la evolución) y las matemáticas. El éxito de la divulgación en biología está relacionado porque trata un tema fundamental (la vida) y porque está de moda (¿tratamiento esn series de televisión y medios de comunicación?).
Llama la atención el «éxito» de los libros de divulgación en matemáticas. Hay libros excelentes (que comentaré en un próximo artículo). Quizás este auge de la divulgación matemática le debe mucho a Martin Gardner, que falleció el pasado 22 de mayo a los 95 años de edad. Aunque Gardner no era matemático de formación (licenciatura en filosofía y periodista), en 1956 comenzó una sección en Scientific American sobre acertijos matemáticos que se mantuvo durante casi 30 años, que llegó a ser legendaria y despertó la curiosidad matamática de generaciones de personas. Estos pasatiempos matemáticos, con detalladas explicaciones divulgativas y didácticas, se ha publicado en diversos libros, muchos de ellos traducidos al castellano. Descanse en paz este gran divulgador científico.
Independientemente del modo, casi simepre es positivo que se hable de ciencia.
Bernardo Herradón
IQOG-CSIC
[email protected]